lunes, 12 de mayo de 2008

No habrá concierto de Madonna en Gijón. Y no porque no haya habido posibilidades de conseguirlo (el 1 o el 2 de septiembre eran las fechas), sino por una cuestión de precio. De un precio más impresionante sin duda que el directo de una artista a la que acusan de hacer play back. Ella es la reina del pop, y como tal se hace valer a golpe de talonario. Cuatro millones de euros, más la producción (otro millón aproximadamente) es, según fuentes del Teatro Jovellanos, lo que pide la artista americana por concierto, una cifra que obligaría a poner las entradas a un precio nunca visto en Gijón. Si dividimos el importe total por las 40.000 personas que caben en El Molinón salen 125 euros. Ahí es nada.
Así las cosas y las cuentas, el Teatro Jovellanos dijo no a la propuesta de la promotora Doctor Music, la misma que lleva la gira de "Seeger Sessions" de Bruce Springsteen, la misma que trajo a Paul McCartney hace un par de años y la misma que hizo posible que otros grandes conciertos recalaran en la ciudad. Fue la propia empresa la que contactó con el Ayuntamiento para hacer la oferta y las calculadoras comenzaron a echar humo. Pero no hubo fumata blanca. No era asumible. Por muy espectaculares que sean las "Confesiones en la pista de baile" -que así se titulan el disco y la gira mundial- se salen de las cifras que maneja el Ayuntamiento de Gijón.
Un auténtico lujo
Sin duda ver a Madonna es un auténtico lujo. No hay más que ver los precios que se gasta la moza, que además agota las entradas para sus conciertos en tiempo récord. Una mañana duraron en Londres, donde ofrecerá seis conciertos en agosto. Entre 120 y 240 euros costaba acercarse a Wembley, unas cantidades que se han multiplicado en la reventa en internet. Quien quiera adquirir hoy una localidad deberá desembolsar un mínimo 225 libras, algo así como 315 euros. Claro que una localidad VIP supone un esfuerzo económico aún más espectacular: 595 libras.
En el resto de Europa, también con el papel agotado, verla en vivo es igualmente prohibitivo, aunque pelín más asequible dadas las circunstancias. Entre 66 y 98 euros en Amsterdam, y de 70 a 180 euros, en París. La reventa podría arruinar a más de uno. Y es que baste recordar que para escucharla -y sobre todo mirarla y admirarla- en el Madison Square Garden de Nueva York hubo quien llegó a soltar casi 3.500 euros. Lo dicho: un lujo.

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